En una investigación que se ha mantenido
secreta mas de un año y en la que se han practicado múltiples intervenciones
telefónicas, se impugna una de ellas y resulta que, la información que la
policía dio al Juez Instructor para que accediera a intervenir el referido
teléfono, se obtuvo grabando la conversación entre un colaborador de la policía
y la persona que finalmente resulta investigada. Parece que la policía es
quien facilita a su colaborador el aparato para grabar la conversación y existe
constancia clara de que los agentes de la autoridad vigilan como se desarrolla
la reunión en la que se graba la conversación.